¿Quiénes somos?
La Iglesia Hermanos Menonitas es una iglesia mundial que tiene sus orígenes en el movimiento anabautista. En el siglo XVI, los reformadores conocidos como Martin Lutero (Alemania), Juan Calvino (Francia) y Ulrico Zwinglio (Suiza), demandaban un retorno a la fe del Nuevo Testamento. Estos reformadores iniciaron lo que se conoce como la Reforma protestante.
Los anabautistas
Menos conocido fue el llamado a un retorno todavía más radical a la enseñanza del Nuevo Testamento que hicieron los reformadores como Menno Simons y Conrado Grebel. Estos hombres de Dios demandaban una renovación del espíritu interior mediante el nuevo nacimiento y la estricta obediencia a las enseñanzas del Nuevo Testamento. El testimonio público del nuevo nacimiento se expresaba en el bautismo del creyente. En Europa donde la mayoría había recibido el bautismo en su infancia, esto demandaba un rebautismo de adultos a base de su fe en Cristo. Por esto los seguidores de este movimiento pronto fueron llamados anabautistas (el prefijo ana significa “de nuevo”, y bautista significa “ser bautizados”).
Uno de los primeros convertidos de esta fe neotestamentaria radical era un sacerdote católico romano llamado Menno Simons. Él llegó a tener una influencia poderosa en el movimiento, pues atrajo a muchos a la fe en Cristo. Aunque los miembros del nuevo movimiento simplemente se llamaban “hermanos” o “cristianos”, recibieron el apodo de “menonitas”, debido a la influencia de Menno Simons. El apodo permaneció y hasta este día los anabautistas comúnmente se conocen como menonitas.
Convicciones y creencias
Los anabautiastas se destacaban por un celo misionero fuerte, y pronto los anabautistas llegaron a Suiza, Alemania y los Países Bajos. En el corazón de este movimiento había siete principios importantes de fe:
- La autoridad de la Biblia. Los anabautistas aceptaban las Escrituras, y especialmente las enseñanzas de Jesús, como la autoridad final en todo lo relacionado a la fe y la conducta. Disminuyeron el papel y la autoridad de la iglesia. Ellos decían: la iglesia habla con autoridad únicamente cuando refleja verdaderamente las enseñanzas del Nuevo Testamento.
- Un discipulado comprometido. Una vida de fe debia ser una vida de discipulado, sujetando toda su vida al señorío de Jesucristo. Entendían que el compromiso con Cristo implicaba una vida de obediencia a todo lo que Jesús había mandado.
- El sentido de ser miembro en la iglesia. La iglesia es una comunidad voluntaria de creyentes que se unen por medio de su fe en Cristo, simbolizada por el bautismo.
- La disciplina redentora. La regla de Cristo en la vida personal y comunitaria condujo a los anabautistas a ejercer una disciplina redentora para ganar de nuevo a aquellos que se desviaban de la fe. La intención de la disciplina no era castigar sino restaurar.
- La avuda mutua. Los anabautistas insistían en que la auténtica confraternidad cristiana deba incluir una preocupación mutua por el bienestar de los demás miembros de la iglesia. Parte de esta preocupación se expresa en compartir los bienes materiales.
- Una misión sin fronteras. Los anabautistas enseñaban que el amor de Cristo no conoce fronteras ni tiene límites, y que la gran comisión obliga a cada creyente a ser un testigo del evangelio de la paz. En Cristo se han derribado todas las barreras humanas. En Cristo la confraternidad de creventes trasciende las fronteras nacionales e interna-cionales.
- El amor sufriente. Los anabautistas estaban convencidos de que Jesús enseñó el camino de la paz, y que el discipulado radical debía expresarse en el amor sufriente y la no-resistencia.
Migraciones menonitas
La oposición y persecución de estas creencias fue intensa en el siglo XVI. Los creyentes anabautistas se identificaban fácilmente porque instaban a los nuevos convertidos a dar un testimonio valiente de su nueva fe en Cristo por medio del bautismo. Por ello los menonitas, como se conocen ahora, buscaron lugares donde hubiera menos persecución para vivir alli. Algunos emigraron a Polonia y Prusia y finalmente llegaron al sur de Rusia, negociando con gobiernos más tolerantes sobre cuestiones de educación, gobierno local y libertad religiosa. La participación del servicio militar siempre era un factor importante en estas negociaciones.
El nacimiento de los Hermanos Menonitas
Con el paso del tiempo el fervor y la vitalidad espiritual comenzaba a menguar. El celo misionero disminuyó y el deseo de encontrar un lugar seguro para vivir tomó preeminencia. A medida que acumulaban riquezas, disminuyó la práctica e importancia del discipulado radical.
La Iglesia Hermanos Menonitas surgió durante una renovación espiritual que se extendió en el sur de Rusia a mediados del siglo XIX. El 6 de enero de 1860, luego de un intenso período de estudio bíblico y renovación espiritual, dieciocho familias menonitas formaron esta nueva iglesia. Este grupo se auto designó como Hermanos Menonitas. “Hermanos” porque la intimidad cristiana que desarrollaron. Se trataban unos a otros como miembros de la misma “familia” cristiana.
Iglesia Hermanos Menonitas Concordia (Paraguay)
A finales del siglo XIX los menonitas (incluyendo a los Hermanos Menonitas) emigraron nuevamente por razones políticas a países como Estados Unidos y Canadá y más tarde también a México, Brasil y Paraguay. Los primeros Menonitas llegaron al Paraguay en el año 1927 y se asentaron en el Chaco fundando las colonias Menno y más tarde Fernheim. Con el correr del tiempo vinieren más menonitas de diferentes lugares y fundaron otras colonias como Neuland, Volendam, Friesland o Sommerfeld.
Entre los años 1950 y 1960 los menonitas residentes de las colonias empezaron a asentarse también en Asunción. La mayoría de ellos venía en búsqueda de mejores oportunidades de trabajo y estudio. A medida que crecía la comunidad menonita en Asunción surgió el deseo de fundar una iglesia. Este deseo se hizo realidad el 02 de julio de 1963 cuando se fundó la Iglesia Hermanos Menonitas Concordia en la capital del Paraguay.
*Fuente: “Nueva vida en Cristo – Manual para miembros de las Iglesias Hermanos Menonitas” – por Herb Kopp